martes, 23 de junio de 2009

Guerra de Irak


La industria del petróleo, que genera el 85,6% (2003) de los ingresos por exportación en Irán, también es responsable de gran parte de la contaminación del país. El aire en las zonas urbanas de Irán está contaminado por efluentes derivados de operaciones de refinado y por emisiones de los vehículos. Durante la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), las refinerías y los campos de petróleo iraníes se vieron severamente afectados por los ataques irakíes, provocando el derrame de grandes cantidades de crudo en el mar.
Aún existen millones de municiones y minas antipersona sin explotar, consecuencia del conflicto con Irak, que permanecen enterradas en Irán y constituyen una amenaza para las poblaciones animales y humana. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que hay unos 16 millones de minas.
No se encuentran ríos permanentes de importancia en Irán, y el suministro de agua dulce es una preocupación constante. A mediados de la década de 1980, fuentes de agua contaminada provocaron una elevada incidencia de enfermedades gastrointestinales y parasitarias.
Muchas zonas de Irán padecen un proceso de desertización debido al sobrepastoreo y la deforestación. Los árboles cubren sólo el 6,7% (2005) del país.
Irán ha ratificado acuerdos internacionales que protegen la biodiversidad, especies en peligro de extinción, humedales y la capa de ozono. También ha firmado tratados que limitan las pruebas de armas nucleares, las armas químicas y biológicas y la contaminación marina.




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