Las condiciones económicas predominantes en un país dependen en gran medida de lo que ocurra en la economía mundial. Ésta se materializa en el comercio internacional, la producción global y las finanzas internacionales. Otros vínculos integradores de las diferentes economías nacionales en una única economía mundial son las migraciones y la difusión internacional de la tecnología. Aunque todas estas fuerzas vinculan sus economías con una economía mundial, el resultado no es homogéneo, como lo demuestra el desigual crecimiento económico de los distintos países, al permitir que algunos crezcan muy deprisa, mientras que otros se empobrecen. En los últimos veinte años la brecha entre países ricos y pobres no ha dejado de crecer: si en 1980 el 25% más próspero de la población mundial consumía el 75% de los recursos del planeta (y viceversa), hoy es el 80% más pobre el que sobrevive con el 20% de la riqueza existente.
martes, 23 de junio de 2009
Calentamiento global
Cambio climático o Calentamiento global, conjunto de alteraciones en el clima terrestre que pueden afectar a todos los parámetros climáticos(precipitaciones, temperatura, nubosidad, etc.). El clima nunca ha sido estático, sino que a lo largo de la historia de la Tierra se han producido diversos cambios climáticos provocados por causas naturales.
En muchas ocasiones se utiliza, de forma poco correcta, el término cambio climático como sinónimo de calentamiento global, que se define como la elevación de la temperatura media de la atmósfera terrestre, océanos y masas terrestres (islas y continentes). Los científicos consideran que la Tierra se enfrenta en la actualidad a un periodo de calentamiento rápido atribuido a las actividades humanas, originado por el incremento atmosférico de los niveles de gases que retienen el calor, denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero.
Los gases de efecto invernadero retienen la energía radiante (calor) proporcionada por el Sol a la Tierra en un proceso denominado efecto invernadero. Estos gases tienen un origen natural y sin ellos el planeta sería demasiado frío para albergar vida tal como la conocemos. Sin embargo, desde el inicio de la Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII, las actividades de los seres humanos han añadido más y más gases de este tipo en la atmósfera. Por ejemplo, los niveles de dióxido de carbono, un poderoso gas de efecto invernadero, se han incrementado de manera espectacular desde 1750, principalmente por el uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural. Debido a la presencia de una mayor cantidad de gases invernadero, la atmósfera actúa como un manto más espeso que absorbe más calor.
Guerra de Afganistán
En muchas ocasiones se utiliza, de forma poco correcta, el término cambio climático como sinónimo de calentamiento global, que se define como la elevación de la temperatura media de la atmósfera terrestre, océanos y masas terrestres (islas y continentes). Los científicos consideran que la Tierra se enfrenta en la actualidad a un periodo de calentamiento rápido atribuido a las actividades humanas, originado por el incremento atmosférico de los niveles de gases que retienen el calor, denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero.
Los gases de efecto invernadero retienen la energía radiante (calor) proporcionada por el Sol a la Tierra en un proceso denominado efecto invernadero. Estos gases tienen un origen natural y sin ellos el planeta sería demasiado frío para albergar vida tal como la conocemos. Sin embargo, desde el inicio de la Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII, las actividades de los seres humanos han añadido más y más gases de este tipo en la atmósfera. Por ejemplo, los niveles de dióxido de carbono, un poderoso gas de efecto invernadero, se han incrementado de manera espectacular desde 1750, principalmente por el uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural. Debido a la presencia de una mayor cantidad de gases invernadero, la atmósfera actúa como un manto más espeso que absorbe más calor.
Los gases de efecto invernadero retienen la energía radiante (calor) proporcionada por el Sol a la Tierra en un proceso denominado efecto invernadero. Estos gases tienen un origen natural y sin ellos el planeta sería demasiado frío para albergar vida tal como la conocemos. Sin embargo, desde el inicio de la Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII, las actividades de los seres humanos han añadido más y más gases de este tipo en la atmósfera. Por ejemplo, los niveles de dióxido de carbono, un poderoso gas de efecto invernadero, se han incrementado de manera espectacular desde 1750, principalmente por el uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural. Debido a la presencia de una mayor cantidad de gases invernadero, la atmósfera actúa como un manto más espeso que absorbe más calor.
Guerra de Irak
La industria del petróleo, que genera el 85,6% (2003) de los ingresos por exportación en Irán, también es responsable de gran parte de la contaminación del país. El aire en las zonas urbanas de Irán está contaminado por efluentes derivados de operaciones de refinado y por emisiones de los vehículos. Durante la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), las refinerías y los campos de petróleo iraníes se vieron severamente afectados por los ataques irakíes, provocando el derrame de grandes cantidades de crudo en el mar.
Aún existen millones de municiones y minas antipersona sin explotar, consecuencia del conflicto con Irak, que permanecen enterradas en Irán y constituyen una amenaza para las poblaciones animales y humana. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que hay unos 16 millones de minas.
No se encuentran ríos permanentes de importancia en Irán, y el suministro de agua dulce es una preocupación constante. A mediados de la década de 1980, fuentes de agua contaminada provocaron una elevada incidencia de enfermedades gastrointestinales y parasitarias.
Muchas zonas de Irán padecen un proceso de desertización debido al sobrepastoreo y la deforestación. Los árboles cubren sólo el 6,7% (2005) del país.
Irán ha ratificado acuerdos internacionales que protegen la biodiversidad, especies en peligro de extinción, humedales y la capa de ozono. También ha firmado tratados que limitan las pruebas de armas nucleares, las armas químicas y biológicas y la contaminación marina.
Aún existen millones de municiones y minas antipersona sin explotar, consecuencia del conflicto con Irak, que permanecen enterradas en Irán y constituyen una amenaza para las poblaciones animales y humana. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que hay unos 16 millones de minas.
No se encuentran ríos permanentes de importancia en Irán, y el suministro de agua dulce es una preocupación constante. A mediados de la década de 1980, fuentes de agua contaminada provocaron una elevada incidencia de enfermedades gastrointestinales y parasitarias.
Muchas zonas de Irán padecen un proceso de desertización debido al sobrepastoreo y la deforestación. Los árboles cubren sólo el 6,7% (2005) del país.
Irán ha ratificado acuerdos internacionales que protegen la biodiversidad, especies en peligro de extinción, humedales y la capa de ozono. También ha firmado tratados que limitan las pruebas de armas nucleares, las armas químicas y biológicas y la contaminación marina.
Combate contra el terrorismo
El episodio terrorista más sangriento de la historia de Estados Unidos (y del mundo) tuvo lugar el 11 de septiembre de 2001. Dos aviones de pasajeros secuestrados y dirigidos por pilotos suicidas colisionaron contra las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, lo que provocó el derrumbe de las mismas y un elevadísimo número de víctimas (casi 3.000). Poco después, otra aeronave se estrellaba contra la sede del Pentágono en Washington, dejando reducida a escombros una de las alas del edificio. Ambos objetivos encarnaban simbólicamente el poder, la riqueza y la seguridad del país. Reivindicó los atentados la organización terrorista Al-Qaeda, a cuyo frente se encuentra Osama bin Laden, quien recibió protección del régimen talibán instaurado en Afganistán, y que tuvo como consecuencia inmediata la intervención del ejército estadounidense. Un año más tarde, en octubre de 2002, la Yamaa Islamiya perpetró un gran atentado terrorista en la isla de Bali, que acabó con la vida de 202 personas.
La sangría terrorista llegó poco después a Europa, que había sido públicamente amenazada por los terroristas islámicos. Tras un serio aviso en forma de ataque a la casa de España en Casablanca en mayo del 2003, células terroristas vinculadas con el grupo Al-Qaeda atentaron en Madrid el 11 de marzo de 2004, acabando con la vida de cerca de 200 personas e hiriendo a más de 1.500. En esta ocasión, los asesinos utilizaron los trenes de cercanías que unen la capital con el extrarradio para sembrar el terror y causar el mayor daño posible de un modo absolutamente indiscriminado. Ese mismo año se produjeron dos atentados terroristas en sendas sinagogas de Estambul, cercenando la vida de numerosos turistas y ciudadanos turcos que allí se encontraban. En 2005 fue Londres la ciudad escogida: el 7 de julio, varios terroristas suicidas con pasaporte inglés se inmolaron en vagones de metro y autobuses, causando la muerte de una cincuentena de personas y sumiendo a la ciudad en un caos completo. La sensación de miedo se repitió sólo dos semanas después, con una serie de explosiones fallidas en medios de transporte urbanos.
La sangría terrorista llegó poco después a Europa, que había sido públicamente amenazada por los terroristas islámicos. Tras un serio aviso en forma de ataque a la casa de España en Casablanca en mayo del 2003, células terroristas vinculadas con el grupo Al-Qaeda atentaron en Madrid el 11 de marzo de 2004, acabando con la vida de cerca de 200 personas e hiriendo a más de 1.500. En esta ocasión, los asesinos utilizaron los trenes de cercanías que unen la capital con el extrarradio para sembrar el terror y causar el mayor daño posible de un modo absolutamente indiscriminado. Ese mismo año se produjeron dos atentados terroristas en sendas sinagogas de Estambul, cercenando la vida de numerosos turistas y ciudadanos turcos que allí se encontraban. En 2005 fue Londres la ciudad escogida: el 7 de julio, varios terroristas suicidas con pasaporte inglés se inmolaron en vagones de metro y autobuses, causando la muerte de una cincuentena de personas y sumiendo a la ciudad en un caos completo. La sensación de miedo se repitió sólo dos semanas después, con una serie de explosiones fallidas en medios de transporte urbanos.
Ataque a las torres gemelas
El 11 de septiembre (11-S) de 2001, cuatro aviones de pasajeros fueron secuestrados por terroristas suicidas. Dos de ellos colisionaron contra las torres gemelas del World Trade Center y ambos edificios se derrumbaron, quedando reducidos a escombros. Un tercero tuvo por objetivo la sede del cuartel general del Departamento de Defensa estadounidense; como consecuencia del impacto, el Pentágono resultó parcialmente destruido. El cuarto avión, que tras ser secuestrado había variado su rumbo para dirigirse hacia Washington, se estrelló al sur de Pennsylvania después de que los pasajeros, enterados de las anteriores acciones suicidas, se enfrentaran a los terroristas.
Como consecuencia de los atentados fallecieron aproximadamente 3.000 personas. Los ataques, preparados minuciosamente, se convirtieron en la prueba más evidente del nivel de organización y de capacidad destructiva de la organización terrorista internacional Al-Qaeda (en árabe, ‘La Base’), fundada y dirigida por el saudí Osama bin Laden.
Las reacciones no se hicieron esperar. Se declaró el estado de alerta Delta, todos los vuelos sobre territorio estadounidense quedaron suspendidos, los vuelos internacionales fueron desviados hacia Canadá y el espacio aéreo se reservó únicamente a cazabombarderos y helicópteros de las Fuerzas Aéreas. Además, las fronteras con Canadá y México se cerraron indefinidamente y se declaró el estado de emergencia en Nueva York y Washington.
Los atentados del 11 de septiembre supusieron el punto culminante de la campaña iniciada por Al-Qaeda contra Estados Unidos tiempo atrás; a ella habían estado vinculados anteriores hechos: la explosión de un coche bomba en el World Trade Center en 1993; la de un camión bomba en la base militar estadounidense de Dhahran (Arabia Saudí) en 1996; la de sendos coches bomba en las embajadas estadounidenses de Nairobi (Kenia) y Dar es-Salaam (Tanzania) en 1998; y la de una lancha bomba que tuvo por objetivo al destructor estadounidense USS Cole en Adén (Yemen) en 2000. Bin Laden, quien había declarado la yihad contra Estados Unidos, apareció, por tanto, como máximo responsable de la muerte de millares de personas; su captura pasó a ser cuestión de Estado para la Administración del presidente George W. Bush. Así, el nuevo eje básico de guerra total contra el terrorismo internacional provocó un giro radical en la política estadounidense, que dio como resultado la creación de un nuevo Departamento de Seguridad Interior y un cambio en las legislaciones. Este último punto tuvo profundas implicaciones para las libertades civiles, en ocasiones cercenadas para salvaguardar la seguridad nacional.
Como resultado de las pesquisas policiales, numerosos sospechosos de haber participado en los ataques del 11-S fueron capturados y trasladados a la base militar estadounidense de Guantánamo. Asimismo, antes de que acabara el año 2001, Estados Unidos invadió Afganistán al frente de una amplia coalición internacional y acabó con el régimen talibán que daba cobijo a Bin Laden, aunque la captura de este no se produjo.
Como consecuencia de los atentados fallecieron aproximadamente 3.000 personas. Los ataques, preparados minuciosamente, se convirtieron en la prueba más evidente del nivel de organización y de capacidad destructiva de la organización terrorista internacional Al-Qaeda (en árabe, ‘La Base’), fundada y dirigida por el saudí Osama bin Laden.
Las reacciones no se hicieron esperar. Se declaró el estado de alerta Delta, todos los vuelos sobre territorio estadounidense quedaron suspendidos, los vuelos internacionales fueron desviados hacia Canadá y el espacio aéreo se reservó únicamente a cazabombarderos y helicópteros de las Fuerzas Aéreas. Además, las fronteras con Canadá y México se cerraron indefinidamente y se declaró el estado de emergencia en Nueva York y Washington.
Los atentados del 11 de septiembre supusieron el punto culminante de la campaña iniciada por Al-Qaeda contra Estados Unidos tiempo atrás; a ella habían estado vinculados anteriores hechos: la explosión de un coche bomba en el World Trade Center en 1993; la de un camión bomba en la base militar estadounidense de Dhahran (Arabia Saudí) en 1996; la de sendos coches bomba en las embajadas estadounidenses de Nairobi (Kenia) y Dar es-Salaam (Tanzania) en 1998; y la de una lancha bomba que tuvo por objetivo al destructor estadounidense USS Cole en Adén (Yemen) en 2000. Bin Laden, quien había declarado la yihad contra Estados Unidos, apareció, por tanto, como máximo responsable de la muerte de millares de personas; su captura pasó a ser cuestión de Estado para la Administración del presidente George W. Bush. Así, el nuevo eje básico de guerra total contra el terrorismo internacional provocó un giro radical en la política estadounidense, que dio como resultado la creación de un nuevo Departamento de Seguridad Interior y un cambio en las legislaciones. Este último punto tuvo profundas implicaciones para las libertades civiles, en ocasiones cercenadas para salvaguardar la seguridad nacional.
Como resultado de las pesquisas policiales, numerosos sospechosos de haber participado en los ataques del 11-S fueron capturados y trasladados a la base militar estadounidense de Guantánamo. Asimismo, antes de que acabara el año 2001, Estados Unidos invadió Afganistán al frente de una amplia coalición internacional y acabó con el régimen talibán que daba cobijo a Bin Laden, aunque la captura de este no se produjo.
lunes, 22 de junio de 2009
La guerra del golfo
Guerra del Golfo Pérsico, enfrentamiento militar librado principalmente en Kuwait e Irak durante enero y febrero de 1991.
La crisis que dio origen al conflicto se inició el 2 de agosto de 1990, cuando Irak, liderado por el presidente Saddam Husayn, invadió y anexionó el emirato de Kuwait. El objetivo aparente era controlar las reservas petrolíferas kuwaitíes. Irak anexionó Kuwait formalmente el 8 de agosto. Entre agosto y noviembre de 1990, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una serie de resoluciones que culminaron en la demanda expresa a Irak para que se retirara incondicionalmente de Kuwait el 15 de enero de 1991. Una fuerza multinacional bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ascendió a 500.000 soldados de tierra, mar y aire —principalmente de Estados Unidos, Arabia Saudí, Gran Bretaña, Egipto, Siria y Francia (y que contó con apoyo indirecto de otros muchos países, entre ellos España)—, se reunió contra el Ejército iraquí, estimado entonces en 540.000 soldados. La concentración de fuerzas, denominada ‘Operación Escudo del Desierto’, tuvo inicialmente como fin proteger a Arabia Saudí de otro ataque.
A mediados de febrero, con bajas militares y civiles cada vez más numerosas, Irak señaló su deseo de retirarse de Kuwait. La coalición rechazó una serie de ofertas condicionales iraquíes, en las que sirvió de mediador la Unión Soviética. Por su parte, las fuerzas aliadas iniciaron una ofensiva aire-tierra coordinada, ‘Operación Sable del Desierto’, abriendo brecha en la principal línea de defensa de Irak en la frontera saudí-kuwaití y avanzando rápidamente a través del sur de Irak para flanquear la principal fuerza iraquí y bloquear el principal camino de retirada de la Guardia Republicana. El 27 de febrero, la ciudad de Kuwait había sido liberada y miles de soldados iraquíes se habían rendido, habían desertado o habían sido capturados o muertos. Las bajas de las fuerzas de coalición fueron sorprendentemente escasas: el 28 de febrero, cuando las operaciones ofensivas habían finalizado, sólo 149 soldados habían muerto y 513 habían sido heridos.
Los representantes iraquíes aceptaron los términos aliados para una tregua provisional el 3 de marzo y el cese del fuego permanente el 6 de abril. Irak aceptó pagar indemnizaciones a Kuwait, revelar la localización y alcance de sus reservas de armas químicas y biológicas, y eliminar sus armas de destrucción masiva. Sin embargo, más tarde, los inspectores de la ONU se quejaron de que el gobierno de Bagdad frustraba sus intentos de control de los acuerdos, por lo que la ONU estableció sanciones económicas contra Irak.
La crisis que dio origen al conflicto se inició el 2 de agosto de 1990, cuando Irak, liderado por el presidente Saddam Husayn, invadió y anexionó el emirato de Kuwait. El objetivo aparente era controlar las reservas petrolíferas kuwaitíes. Irak anexionó Kuwait formalmente el 8 de agosto. Entre agosto y noviembre de 1990, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una serie de resoluciones que culminaron en la demanda expresa a Irak para que se retirara incondicionalmente de Kuwait el 15 de enero de 1991. Una fuerza multinacional bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ascendió a 500.000 soldados de tierra, mar y aire —principalmente de Estados Unidos, Arabia Saudí, Gran Bretaña, Egipto, Siria y Francia (y que contó con apoyo indirecto de otros muchos países, entre ellos España)—, se reunió contra el Ejército iraquí, estimado entonces en 540.000 soldados. La concentración de fuerzas, denominada ‘Operación Escudo del Desierto’, tuvo inicialmente como fin proteger a Arabia Saudí de otro ataque.
A mediados de febrero, con bajas militares y civiles cada vez más numerosas, Irak señaló su deseo de retirarse de Kuwait. La coalición rechazó una serie de ofertas condicionales iraquíes, en las que sirvió de mediador la Unión Soviética. Por su parte, las fuerzas aliadas iniciaron una ofensiva aire-tierra coordinada, ‘Operación Sable del Desierto’, abriendo brecha en la principal línea de defensa de Irak en la frontera saudí-kuwaití y avanzando rápidamente a través del sur de Irak para flanquear la principal fuerza iraquí y bloquear el principal camino de retirada de la Guardia Republicana. El 27 de febrero, la ciudad de Kuwait había sido liberada y miles de soldados iraquíes se habían rendido, habían desertado o habían sido capturados o muertos. Las bajas de las fuerzas de coalición fueron sorprendentemente escasas: el 28 de febrero, cuando las operaciones ofensivas habían finalizado, sólo 149 soldados habían muerto y 513 habían sido heridos.
Los representantes iraquíes aceptaron los términos aliados para una tregua provisional el 3 de marzo y el cese del fuego permanente el 6 de abril. Irak aceptó pagar indemnizaciones a Kuwait, revelar la localización y alcance de sus reservas de armas químicas y biológicas, y eliminar sus armas de destrucción masiva. Sin embargo, más tarde, los inspectores de la ONU se quejaron de que el gobierno de Bagdad frustraba sus intentos de control de los acuerdos, por lo que la ONU estableció sanciones económicas contra Irak.
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